Pablo Larcuen

La cuarta entrega de Dos palomitas y un corto se ha hecho esperar, pero por fin ha llegado y lo hacemos a lo grande. ¿A lo grande? Sí, sí. ¿Por qué? porque nos hemos sentado con el director de cine, Pablo Larcuen, para hablar de sus creaciones y del panorama actual del cine español.

Existe alguna posibilidad de que aún no conozcas (profesionalmente hablando) a Pablo Larcuen, pero por eso se creó «Dos palomitas y un corto«: para no perdernos el talento de algunos jóvenes directores de cine. No tengo duda alguna de que, si llegas hasta el final de esta entrada (para alguno puede ser un reto personal ya que lo de leer más de diez minutos en un año no se estila en estos tiempos), seguirás de cerca el trabajo de Pablo, un director de cine que nos dará mucho de qué hablar.

dos palomitas y un corto3

Desde los ocho años sabías que querías ser director de cine. ¿De dónde viene tu pasión? ¿Y qué te transmite el séptimo arte?
Ocho suena muy concreto… (risas)… No recuerdo cuando dije eso pero sí, desde muy pequeño quería hacer cine y nunca he cambiado de idea.

De niño me aficioné a ver los VHS que andaban por casa, y poco a poco el cine se convirtió en mi pasatiempo favorito. Era eso, jugar a Lego o dibujar. Gracias a Dios, en esa época, uno no tenía tantas distracciones a mano como las tienen los niños de hoy en día. Soy una persona bastante dispersa que se distrae con mucha facilidad, así que dudo mucho que me hubiera centrado tanto en una sola cosa, si hubiera sido niño en la era del internet, los smartphones, las tablets y las televisiones con infinitos canales.

En cuanto a lo que me transmite el cine… Es algo que ha cambiado mucho desde que lo descubrí. De niño era una sensación de asombro total; más adelante, una mezcla de puro entretenimiento sumado al hacer algo prohibido (lo típico de ver a escondidas películas de terror o de Tarantino); cuando entré en la universidad y empecé a entender el proceso detrás de la creación de una película, todo cambió de forma irreversible. Hoy en día, me es imposible ver una película y vivirla como un puro espectador ya que mi cerebro está constantemente analizando el por qué detrás de cada plano, frase o escena.

Suena un poco triste porque he perdido por completo esa sensación mágica que fue la que hizo que el cine me llamara la atención pero, a la vez, es también bastante gratificante ver una película poniéndote en la piel del director o guionista y entender la lógica detrás de cada decisión. Al fin y al cabo, el cine está para entretenerte y disfrutarlo; aunque no sea como al principio, aún disfruto del proceso de ver una película.

Pablo-Larcuen

He podido leer que ser director de cine para ti es una cuestión de confianza. Ya que hay muchas veces que, en mitad de un rodaje donde hay mucha gente trabajando, te paras a pensar «¿de verdad toda esta gente está aquí por esa idea loca que se me ocurrió en la ducha?». Y te das cuenta de lo frágil que es la posición del director. ¿Alguna vez has pensado en dejar tu sueño?
Nunca. Y nunca lo dejaré de perseguir. Por suerte o por desgracia, he llegado a un punto en el que es algo que ocupa mi mente todo el tiempo. Aunque me detectaran un cáncer terminal y estuviera en una camilla a días de morir, seguiría pensando en posibles ideas para películas. En cierta forma, el cine (o, imagino, cualquier otra pasión creativa) es una especie de enfermedad incurable.

Lo de la confianza es esencial. No solo para defender tus ideas sino para no derrumbarte por el camino y abandonar. Llegar a hacer una película es un camino muy largo (yo aún lo estoy recorriendo), un camino que puede llevarte muchos años y durante el cual uno debe tomar decisiones muy complicadas y hacer grandes sacrificios personales. Has de tener una confianza ciega en que, algún día, conseguirás hacer lo que te propones, sin esa confianza, no me imagino que uno pueda sacarlo adelante.

Equipo Pablo Larcuen

Háblanos de tu equipo y la importancia que das a grabar con ellos cada proyecto.
Tener un equipo con el que te entiendas y que, además, sean tus amigos es ideal. Por un lado, es una garantía de que vas a poder trasladar fielmente a imágenes lo que tienes en la cabeza porque estás trabajando con grandes profesionales con los que compartes un mismo lenguaje y mil referencias. Además, cada proyecto se convierte en una especie de campamento, sobre todo si vas a rodar al extranjero. Es muy divertido.

En los últimos años, he trabajado bastante en publicidad y, allí, no siempre tienes la suerte de poder trabajar con la misma gente o escoger equipo, ya sea por temas de presupuesto, calendario u otros factores ajenos al director (cuya figura tiene mucho menos peso que en el cine). Trabajar con gente que no conoces tiene cosas buenas y malas. Es interesante por conocer a nuevas personas, ver cómo enfocan los proyectos y como tu visión se complementa con la suya pero, por otro lado, hay veces en las que te encuentras con gente tan diferente a ti que, al final, el resultado termina siendo un poco impersonal.
En cualquier caso, mi intención es poder seguir trabajando con el mismo equipo en todos los proyectos de cine, que son los que realmente me llenan a nivel creativo.

Pablo Larcuen shooting a commercial

 

¿A día de hoy para llegar a algo en el mundo del cine hay que dejar España y cruzar el charco hacia los EEUU? ¿Cómo describirías la situación del cine en España?
No creo que exista un paradigma para el éxito. Al fin y al cabo, el éxito de cada uno solo se mide en relación a sus aspiraciones. El mundo del cine es difícil pero no creo que haya sido mucho más fácil en el pasado. A diferencia de épocas anteriores, hoy contamos con muchas herramientas que nos permiten crear de forma más barata y tener una exposición global sin salir de casa.

Creo que la situación del cine en España es inmejorable para cualquier joven director: estamos viviendo un momento en el que el mercado se ha abierto, hay propuestas muy variadas y de calidad y el público está reaccionando favorablemente. La contrapartida es que se está polarizando cada vez más la producción; las películas que cuestan, cuestan mucho y las que no, no tienen un duro.

Para un director, eso solo significa más oportunidades. Dónde antes solo tenía las subvenciones y las grandes productoras, ahora tiene muchas más puertas a las que llamar porque está floreciendo todo un grupo de productores independientes que demuestran que se puede hacer cine de calidad de una forma alternativa (eso sí, apretándose el cinturón).

 

Háblame de tu proyecto “The Hollywood Conquest”. Con tus trabajos has atraído la atención de personas importantes en la industria de Hollywood, agentes como Robert Rodríguez o Sylvester Stallone. ¿Qué hay que hacer para que apuesten por ti?
(Risas)… Gente como Robert Rodríguez o Sylvester Stallone no tienen solo un agente, tienen un grupo de varias personas dentro de una agencia que trabajan para ellos. Dentro de esos equipos, hay un agente principal o point agent que es el que “representa” a ese cliente en concreto y varios otros entre los que hay agentes de diferentes rangos que, en paralelo, tienen a sus propios clientes. Yo nunca traté con “el agente” de Stallone 🙂

Las agencias de representación son clave para poder trabajar en los Estados Unidos. Sin embargo, el conseguir que una agencia te fiche, no es nada fácil. Hay varios factores que se han de dar para que llames su atención: que tengas un corto exitoso, que hayas hecho una película interesante en tu país de origen, que tengas un buen guión con el que hayas sido seleccionado para algún lab o grant importante…

Además, hay muchos tipos de agencia y de agentes. Los que, en un principio, pueden sonar como la mejor opción pueden terminar por ser la peor. Es una decisión complicada que uno a de tomar en el momento adecuado.

 

He podido leer, en una entrevista que te hicieron hace tiempo, que el cine que te cautivó fue el del Hollywood de los 80 y principios de los 90, porque había grandes creadores que sabían mezclar el cine de espectáculo con las buenas historias. Podrías ponerme algún ejemplo de ese tipo de cine y explicar por qué consideras que ya no se hacen ambas.
No es una consideración personal, muchos personajes importantes que trabajan en Hollywood también lo han dicho. En las últimas décadas se ha degradado mucho la posición del director en las grandes producciones, igual que la de los guionistas. Las corporaciones que controlan los principales estudios no quieren tomar riesgos y se decantan por productos que tienen el éxito económico “garantizado”. Eso significa apostar por cualquier cosa antes que material original. Desde una saga de libros, a un juguete o una atracción de un parque temático. Todo vale. Los blockbusters ya no venden historias, venden productos.

A mi me encanta el cine de espectáculo. Pero el cine es cine porque te cuenta una historia. En el momento en que la parte narrativa sale de la ecuación, me da igual cuán grandes sean los monstruos o cuantas naves espaciales vengan a la tierra. No me interesa.

Para mí, el paradigma del cine de espectáculo siempre será Terminator 2. Una buena historia, grandes personajes, momentos y frases memorables, increíbles escenas de acción, efectos especiales mil veces mejores que los de hoy en día y que, aunque sea una secuela, parte de una historia original que nace de la visión de un director.

Pablo larcuen sitges

¿Te veremos ganar un Óscar? ¿Qué significaría para ti?
Ojalá (risas). Aunque cada vez le doy menos valor… Pese a que realmente no sea así, para mí el Óscar sigue representando el máximo reconocimiento que uno puede recibir en esta profesión. Cuando hago algo, bien sea empezar un proyecto o dedicar una vida entera a una profesión, siempre aspiro a lo más alto. Para mí, no tendría sentido plantearme ser director para ser uno más del montón. Quiero hacer cosas grandes, pasar a la historia. Quizás no lo consiga nunca pero, plantearme estos objetivos desde un inicio, me hace tener una exigencia más alta conmigo mismo y, a la larga, espero que me lleve a tener una carrera de la que me sienta orgulloso. Me imagino que de eso se trata al final, de sentir que hiciste las cosas lo mejor posible.

 

¿Qué te inspira a la hora de escribir un guión?
Pues, normalmente, cuando empiezo a trabajar en un guión es porque se me ocurre una premisa que me parece original y que enciende mi imaginación. Cuando se me ocurre una idea con la que digo “wow, sería increíble hacer una película de esto”. El problema es que la mayoría de premisas no tienen el potencial de convertirse en el tipo de películas que te interesan y, la única forma de descubrirlo es trabajando en ellas.

En los últimos cuatro años he empezado a desarrollar unos ocho guiones diferentes. En algunos he trabajado semanas, en otros varios meses y todos han terminado en un cajón. En la mayoría de casos porque llegas a un punto en el que ves que la historia te lleva por un camino distinto al que te interesa a ti. Es un poco frustrante pero, a la vez, pienso que es un camino vital para descubrir los temas y personajes que te interesan. Porque por muy diferentes que sean las historias entre sí, puedes ver que tienen varios elementos en común. Detalles o tramas que, de alguna manera, pasan de un guión al otro. Esos son los elementos que te inspiran, eso es de lo que tu cuerpo te pide que hables.

El problema de partir de una premisa es que cada premisa tiene una historia grabada en su ADN, una historia con sus propios temas y personajes. Al principio te dejas llevar por lo que la premisa te pide y todo funciona orgánicamente hasta el día en que dices “un momento, ¿es esta la peli que quiero hacer?”. Entonces te das cuenta de que no, de que es una peli con una premisa interesante pero a la que le falta un punto de tu propia personalidad. Entonces, intentas meter allí los temas y personajes que te interesan y, en la mayoría de casos, la cosa degenera en una historia que no funciona.

Lo que he aprendido en estos últimos cuatro años es que es muy importante tomarse un tiempo para conocerte a ti mismo y descubrir cuál es el tipo de películas que quieres hacer. Una vez sabes eso, busca una premisa que te fascine pero que vaya en la misma dirección que los temas que a ti te mueven. Si lo consigues, todo fluirá.

 

¿Sigue siendo “La ruta natural” (Álex Pastor, 2004) el mejor corto que has visto hasta la fecha? ¿Qué directores te inspiran y por qué?

Sí. Tiene todo lo que un buen corto a de tener y, además me marcó de una forma muy especial en un momento muy concreto de mi vida. He visto muchos otros que me han gustado mucho pero este siempre será especial para mi.

Me inspiran muchos directores por muchos motivos diferentes. Los que más me llaman la atención son esos que son capaces de reunir una visión y un tono particular siempre en pro de la historia y la narrativa. Un ejemplo es Andrzej Zulawski y su película “Possession”; dejando de lado la historia (que te puede gustar más o menos) pienso que, a nivel visual, es un diez de dirección.

 

Si te parece podrías comentar brevemente qué quisiste transmitir con cada una de tus siguientes creaciones o alguna anécdota:

  • Mi amigo invisible (2010): Esto fue un ejercicio de clase por el que nadie daba un duro (nosotros incluídos). Lo rodamos en un fin de semana entre casa de mi tía abuela y una habitación de un hospital abandonado. Resultó que lo acabamos estrenado en Sundance y fue el principio de nuestra carrera. Un éxito inesperado.Es un corto que trata de cómo la amistad puede cambiar la vida de una persona. La amistad siempre ha sido un tema que me ha interesado tratar, la mayoría de mis cortos de estudiante hablaban de eso.

  • Elefante (2011): Tenía que escribir el proyecto final de carrera e hice un road trip a Amsterdam con unos amigos para ver si se me ocurría algo. Estando en un bar en París, yo estaba dibujando a un amigo en una servilleta cuando Wes Anderson entró en el bar. Me puse a charlar con él un rato y, cuando me volví a sentar en la mesa y ví el dibujo de mi amigo pensé: “Wes Anderson haría algo más original”. Así que le dibujé una trompa y orejas de elefante. Allí se me ocurrió el corto.

  • Hooked up (2013): Tuve la oportunidad de acceder a 15mil euros para hacer un corto. Como ya había hecho dos y tenía ganas de probar algo diferente, decidí hacer un largo, rodarlo con iPhone y que fuera de terror. En definitiva, todo lo contrario a lo que había hecho hasta entonces. Fué una experiencia interesante y divertida.

  • Collection rue des ravissantes: Boris Vian fait son cinéma – Episodio 1: De quoi je me mêle (2015): Dos días antes de rodar, estábamos en un palacio en Francia preparando los decorados y aún no teníamos a los actores. Los conseguimos 24h antes de empezar el rodaje así que tuve que adaptar todo el guión en muy poco tiempo. Fue una lástima porque teníamos el equipo y los medios para hacer algo mejor. Aún así, estoy orgulloso de cómo quedó visualmente.

He notado que tanto en “Mi amigo invisible”, “Elefante” y “De quoi je mêle” hay dos temas recurrentes: la soledad y en un momento dado la cara de algún personaje aparece tapada. Como si la identidad de la persona desapareciera. ¿Casualidad? ¿Puedes decirme qué opinas de este apunte?
Pues no creo que sea casualidad. Como he dicho antes, uno siempre tiene temas o personajes recurrentes que, aunque sea inconscientemente, pasan de una obra a otra. En mi caso, el tema de la identidad  me interesa mucho y lo he tratado bastante, sobretodo en muchos de esos guiones de largometraje que han terminado en un cajón.

Me gustan mucho las historias que tratan sobre personajes que llevan bastante tiempo viviendo una vida cómoda pero insatisfactoria y que, de pronto, despiertan de ese letargo y empiezan a cuestionarse la vida que llevan, quien son y quién quieren ser.

De hecho, la película que estoy escribiendo ahora trata esencialmente sobre la identidad y el conflicto central de la película plantea un dilema bastante interesante en relación a ello.

Sobre lo de la soledad… es uno de mis grandes miedos. Cuando escribes un guión, la vía más directa para escribir algo honesto y con lo que la gente pueda conectar es basarte en tus propios conflictos y miedos. Los humanos somos seres sociales por lo que imagino que es algo que está grabado en nuestro ADN, el miedo a quedarnos solos, a ser rechazados y excluidos de nuestros círculos sociales.

¿Cómo fue la experiencia de pasar de dirigir cortometrajes a largometrajes? ¿Te sientes más cómodo en un género que en otro?
Bueno, no considero que haya dado el salto aún. Si es verdad que hice “Hooked Up” pero eso fue más un ejercicio entre amigos que una película real.

Dejando de lado los temas presupuestarios y lo que me movió a hacer esa película, la razón por la cual no la considero el salto al largo es porque, desde su génesis, el proyecto, nunca estuvo pensado como el siguiente paso en mi carrera. Era simplemente algo que nos apeteció hacer en ese momento.

Ahora si que me estoy preparando para hacer mi primer largo y por eso me he tomado unos cuantos años para asegurarse de que vaya a estar orgulloso de lo que haga.

Intentando contestar a tu pregunta, no creo que la experiencia sea muy diferente. Los procesos en la producción de un corto y un largo son los mismos. Simplemente cambia la escala y la duración.

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Los videoclips tampoco se te han resistido. ¿Cómo es eso de poner imágenes a la música?
Es increíble y ojalá tenga la oportunidad de hacer muchos más. La música es mi verdadera pasión (mucho más que el cine) pero, por desgracia, soy un absoluto negado. Ni siquiera puedo seguir el ritmo de una canción. Hacer videoclips o usar la música que me gusta en mis producciones es lo más cerca que puedo estar de ese mundo.

Me cuesta describir el proceso de poner imágenes a la música porque realmente mi experiencia en el mundo de los videoclips es muy pequeña, sólo he hecho uno. Ojalá te pueda contestar más ampliamente esta pregunta en el futuro. 🙂

 

También tienes experiencia con el mundo de los anuncios. ¿Te gusta este género? Para un director de cine, que está acostumbrado a tiempos de narración más largos, ¿no le es difícil adaptarse a esa capacidad de síntesis que exige la publicidad?
Es cierto que, por tiempos, la publicidad exige que adaptes tu narrativa, sin embargo, creo que, para un director, ese no es el principal problema. El gran cambio que hay de pasar de la ficción a la publicidad es que, en publicidad, el director (o realizador) es un técnico más. Si bien, tienes algo más de voz que el resto del equipo, el director no deja de ser otra herramienta para que un cliente y una agencia transmitan un mensaje concreto. Has de ser capaz de abstraerte, intentar hacer las cosas lo mejor posible y proponer todo lo que se te ocurra pero estar preparado para la frustrante experiencia de tener que hacer cosas que van en contra de tus instintos y gusto.

Al fin y al cabo, hacer publicidad no deja de ser un trabajo, hay días en los que te pones de muy mal humor porque presentas una propuesta que te gusta mucho y te la tumban entera pero luego pienso “demonios, me están pagando por dirigir, no puedo quejarme”.


Llevas bastante tiempo trabajando en dos guiones: ‘Astronautas’ y la adaptación al largo de ‘Mi Amigo Invisible’ crees que habrá posibilidad de llevarlos a la realidad y podrías adelantarnos de qué van.
Estos son dos de los guiones que, ahora mismo están en un cajón. Sin embargo, estos dos no están allí porque la premisa me lleve a temas o personajes que no me interesan. En el caso de “Mi Amigo Invisible” es una historia que me toca mucho y con la que me siento muy identificado. Estuve trabajando en el guión del largo una temporada pero nunca estuve en paz con la idea de hacer una película que ya había hecho, aunque fuera en formato corto. Tengo muchas otras ideas que me gustaría hacer, esa ya la hice. Aunque no descarto recuperarla algún día.

En cuanto a “Astronautas”, es una historia que me encanta. Sin duda una de las mejores ideas que he tenido nunca. Por desgracia, los temas que trata me quedan un poco grandes y no creo que esté capacitado para escribirla aún. Quizás dentro de unos años.

¿En qué andas liado o qué estás tramando últimamente?
Después de “Hooked Up” y “De Quoi J’me Mêle”, que considero fracasos desde el punto de vista de historia, decidí que no quería volver a rodar otra película hasta que no fuera capaz de desarrollar un buen guión. Así que los últimos cuatro años los he pasado aprendiendo a escribir: leyendo mucho, desarrollando muchas historias que han acabado en un cajón y, en definitiva, conociéndome a mí mismo para poder encontrar la historia que me motive como creador y con la que crea que puedo aportar algo interesante.

Hace unos meses la encontré y estoy trabajando en ella con dos compañeros.

En paralelo sigo trabajando en publicidad, que es lo que me da de comer.

Ficha director:

Pablo Larcuen nació en Barcelona en 1987. Desde pequeño quiso ser director de cine y lo ha logrado. Su pasión por el celuloide le ha hecho ser bastante autodidacta, aunque se profesionalizó tras pasar por la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluñadonde, además, encontró a su equipo con el que se siente cómodo trabajando.

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