Kate Copeland

Kate Copeland es una ilustradora de Londres que desde que se graduó en el 2010 ha tenido un ritmo de trabajo bastante constante. Entre sus clientes encontramos a: Converse, The Times, Sagmeister & WalshBerlingske, Brooks England, Der Spiegel, Esquire, GQ, Newsweek, New York Magazine, The Financial Times, The Guardian, The Independent…

Dice que fue de pequeña cuando se dio cuenta que quería ser ilustradora: «Mi madre se sentaba en el jardín a pintar flores y yo la observaba durante horas. Se le veía tan feliz que supe que quería dedicarme a eso.»

En cuanto a su estilo, Kate afirma que sigue un proceso muy simple: «realizo el boceto de un dibujo y luego pinto sobe él.» Durante su etapa en la universidad se concentró más en el uso de lápices, pero volvió a las acuarelas por los trabajos que le salieron. No obstante, afirma que hay algo en las acuarelas que le engancha… «esculpir una cara… la primera marca de la pintura no la puedes deshacer, por tanto gestionar los nervios y la confianza para ir avanzando es fundamental.»

Kate es una apasionada del trabajo original.

En esta industria hay que entregar las creaciones escaneadas o de forma digital por lo que al final hay que usar el ordenador… pero yo no soy nada partidaria del ordenador. Creo que tan pronto como llega el escáner o la impresora se pierde algo. Si pudiera entregar los originales… me encantaría hacer eso.

A la hora de elegir su colaboración favorita la tiene muy clara: «Sagmeister y Walsh era un cliente que no me lo esperaba ni en mis mejores sueños. Fue genial, sobre todo, porque no eran retratos. Me pidieron ilustraciones para ser dibujadas a mano en la parte inferior de unos vasos de whisky. En total, catorce ilustraciones: siete pecados capitales y siete virtudes celestiales.» 

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Kate se considera una maniática del orden por eso en las fotografías de Liz Seabrook, en donde vemos su estudio, todo está organizado y estratégicamente colocado.

No obstante, eso no evita las desgracias…

Por supuesto, hay desastres. Ya ni recuerdo el número de veces que he derramado café en alguna creación y he tenido que volver a empezar…

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